30 de enero de 2008

Poesia

Hombres necios que acusais a la mujer sin razon, sin ver que sois la ocasion de lo mismo que culpais; si con ansia sin igual solicitais su desden, Porque que quereis que obren bien si la incitais al mal? Combatis su resistencia y luego, con gravedad, decis que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Quereis, con presuncion necia, hallar a la que buscais, para pretendida, Thais y en la posesion, Lucresia. Que humor puede ser mas raro que el que, falto de consejo, el mismo empaña el espejo y siente que no este claro? Con el favor y el desden teneis condicion igual, quejandoos, si os tratan mal, burlandoos, si os quieren bien. Opinion, ninguna gana, pues la que mas se recata, si no os admite, es liviana. Siempre tan necios andais que, con desigual nivel, a una culpais por el cruel y a otra por facil culpais. Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende, y la que es facil enfada? Mas, entre el efado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y despues de hacerlas malas las quereis hallar buenas. Cual mayor culpa ha tenido en una pasion errada: la que cae de rogada o el que ruega de caido? O cual es mas culpar, aunque cualquiera mal haga; la que peca por la paga o el que paga por pecar? Pues, Para que os espantais de la culpa que teneis? Queredlas cual las buscais, Dejad de solicitar, y despues, con mas razon, acusareis la aficion de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia nuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntais diablo, carne y mundo.

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