4 de junio de 2016

HORTELANO DE VENTANA

Mis orígenes, hijo de  agricultores, los he llevado siempre en el fondo de mi corazón. Siempre he sentido la agricultura y todo lo relacionado con ella de una forma especial.
De niño recuerdo como ayudaba a mis padres a cavar, entresacar, regar y escamochar la remolacha. Labores que se hacían en el pueblo y que eran especialmente duras porque se realizaban de una forma manual y la climatología en la que se realizaban era extrema por el calor o por el frío. De la misma manera ayudaba en las tareas relacionadas con el cereal, la fruta, la vid e incluso el huerto. Esto ha forjado mi espíritu y mis aficiones a la naturaleza y al deporte especialmente el de resistencia.

 Siempre he tenido macetas y plantas en mi casa. En el colegio durante muchos años organizaba un pequeño huerto escolar en el que los alumnos del centro y sobre todo los más pequeños disfrutábamos del huerto, plantábamos o sembrabamos ajos, patatas, lechugas, tomates... Llegamos a hacer un blog de nuestro huerto. En él íbamos poniendo nuestras experiencias, los progresos de las plantas, los visitantes que teníamos, cotorras, abejas, salamanquesas, lagartijas y un pájaro muy especial Cipicor, inspirado en Cipi de Mario Lodi y que era nuestra mascota.
Ahora he probado a poner en una maceta tomates cherry y pimientos y ya tengo frutos. Me ha hecho mucha ilusión, les hago varias visitas diarias y recuerdo el huerto que teníamos al lado de casa en el que mi madre cultivaba las hortalizas típica de la localidad y que yo alguna vez le cavé la borraja, pues entonces no me gustaba mucho.




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